Le disparé. No sé de dónde saqué el arma o el valor. La bala había impactado bajo la comisura de su ojo derecho, justo al lado de su puntiaguda nariz. La munición no había alcanzado a atravesar la cabeza, aun habiendo disparado casi a quemarropa; y el agujero diminuto que era la única evidencia de mi delito dejaba al descubierto la extraña realidad de mi motivación.
Cercana como estaba mi víctima, me permitió apreciar el orificio por donde ingresó el proyectil, revelando el grosor de medio centímetro de piel compuesta de cera blanca que en su superficie había sido maquillada en los tradicionales tonos rosados, rojos y amarillos, dándole la apariencia de un rostro humano. Dentro de ese rostro, debajo de la piel, se encontraba un relleno semi-sólido, aún más blanco que su capa protectora, opacándola. Dentro no vi ningún tono rojizo, ninguna gota escarlata salpicar desde la herida.
La cara rechoncha se torció en un gesto entre incredulidad, reproche y dolor; el sujeto trató de alcanzarme, perdiendo el equilibrio dando un paso atrás solo para caer sobre la mesa larga preparada para un banquete al que no sabía bien si había sido invitado. Me tranquilizó ver que en una sala tan grande no había ni un alma que pudiera delatar mi conducta, ni siquiera el mayordomo o las criadas que se esperaría encontrar en un lugar tan elegante se mostraban, y por mi libertad me hubiera gustado poder marcharme en ese momento. Pero vi su sombra.
Me preguntaba por qué no lo noté, pero sentado a la mesa, justo frente al charol donde había ido a caer la cabeza de cera del incauto extraño, estaba sentado un hombre delgado, elegante, de rostro blanco y seño condescendiente que me miraba como si de algún modo aprobara (o debería decir tolerara) mi accionar. Con gestos lentos, como aquél que sabe tener la paciencia justa para irritar a cualquier sujeto sin inducirlo a la agresión o fuga, tomó los cubiertos y posándolos sobre el rostro de su semejante, cortó un gran tajo y lo llevó a su plato. La porción; compuesta por algo de piel y relleno, chorreaba apenas en un líquido lechoso que fue inmediatamente recogido con algo de fino pan y degustado por el desconocido con una contracción apasionada de sus labios que dio a entender el gran placer que le causaba su aperitivo.
- Ustedes los hombres deberían aprovechar del canibalismo -Empezó a decir mientras cortaba parte de la porción y la preparaba para llevársela a la boca- Digo, se comen los unos a los otros sin sentido hasta atracarse, y lo hacen de manera tan mojigata y atolondrada y babosa; que no pueden disfrutar del placer que conlleva un buen aperitivo hecho de un igual.
No supe responder; me encontraba ahí pensándome como un criminal detestable y de repente mi culpa había sido opacada por la frialdad de un gesto aún más aborrecible. Siguió:
- Es verdad que puede ser algo incómodo en un principio, pero hacerlo de esta manera y no con la cena lenta e imperceptible que ustedes acostumbran, significa un gran ahorro de energía para el comensal, además de menos sufrimiento para el objeto del convite… sin mencionar que representa una grandiosa fuente de proteína.
-No se les puede culpar –continuó con tono de resignación y fatiga- Ustedes criaturas incompletas que, así como no pueden dejar de poseer a otros a sus expensas, tampoco pueden hallarse si parte suya no es arrebatada; se ven obligados a armar este juego de picarse entre ustedes para sentirse un poco más enteros. Y cuando se encuentran a alguien de naturaleza diferente, imposible de asimilar por sus organismos ineptos –bajó la mirada para ver cómo jugaban sus cubiertos con la última porción de rostro- tienen que deshacerse de él; que es precisamente, señor, lo que usted acaba de hacer con mi hijo.

5 comentarios:
Solo quisiera saber como se te ocurrió todo esto... vaya noche por lo que veo...
Me gusta!!!
Me gusto,,, es increible como la lectura convierte a la imaginacion en una television, imagine cada detalle, el espacio, los personajes, los gestos... genial como en las dos ultimas lineas se traza un final perfecto,, te felicito,, excelente idea y narrativa
ñaño, buena la historia, la narrativa, realmente me pusiste las imágenes nítidas en la cabeza. Desde cuando estas escribiendo así? buena bro!!
Descripciones muy fluidas. Me conectan bien con las sensaciones y emociones de los personajes, tanto que en un momento deseo justificar sus actos macabros.
Me gusto mucho esta historia, loca pero, muy interesante...
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